
Teléfono Negro 2 | Crítica: Una secuela que crece en lo visual, pero decae en su historia
Este 16 de octubre regresa Teléfono Negro con su secuela que es protagonizada nuevamente por Ethan Hawke, Mason Thames y Madeleine McGraw.
Ya está en cines la esperada secuela de Gladiador, producción dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Paul Mescal y Pedro Pascal. Aquí nuestra crítica.
Cine14 de noviembre de 2024Luego de 24 años se estrena en cines la secuela de Gladiador, la icónica película épica de Ridley Scott que quedó en la memoria del cine con las perfectas actuaciones de Joaquin Phoenix y Russell Crowe en la producción que ganó cinco premios Óscar. En esta ocasión, los protagonistas de la historia son Paul Mescal, Pedro Pascal, Denzel Washington, Joseph Quinn, Fred Hechinger y Connie Nielsen, quien mantiene su rol como Lucila, hija de Marco Aurelio, exemperador de Roma.
Años después de la muerte del gladiador Máximo (Crowe) en manos de Cómodo (Phoenix) —quien fuera césar de Roma—, el legítimo heredero al trono, Lucius (Mescal), tuvo que huir y rehacer su vida alejado de su madre Lucila, adoptando además un nuevo nombre, Hano. En su nuevo hogar, ya siendo un joven, es capturado tras la conquista de su pueblo en manos del general Acacius (Pascal) y luego es vendido a un comprador de gladiadores, Macrinus (Washington). Con sed de venganza, Lucius hará lo posible por estar en la arena del Coliseo y enfrentarse a Acacius.
Estrenar una secuela luego de más de 20 años es una locura y una jugada totalmente riesgosa, pero bueno, nadie puede limitar a alguien como Ridley Scott, afamado director con grandes joyas del cine como Gladiador (2000), Blade Runner (1982) y Alien (1979). En esta nueva producción, el cineasta se centra en Lucius, el heredero al trono de Roma, hijo de Lucila y nieto del gran emperador Marco Aurelio. Sin embargo, tras la muerte del césar Cómodo —también su tío—, el pequeño debe huir y esconderse lejos de su madre, quien pierde su rastro.
Muchos años después, el niño ya es todo un hombre, un luchador que quiere defender su tierra de la conquista que el Imperio romano busca arrebatarle. Tras un intenso enfrentamiento, es capturado y vendido a un comprador de luchadores, Macrinus.
La cinta inicia con esta batalla entre este pueblo y el multitudinario ejército comandado por Acacius. Desde los primeros minutos la experiencia y el espectáculo cinematográfico se hacen presente. Las escenas con enfrentamientos son envolventes e hipnotizantes. Hay mucha sangre, violencia gráfica y diversos elementos de escenografía que le dan un plus a estas secuencias.
En cuanto a la historia, Scott recoge diversos elementos de la primera película, tales como la venganza y el desarrollo que va atravesando el personaje de Lucius, quien se va mimetizando con la figura del emblemático gladiador Máximo, "el español". Aunque el personaje interpretado por Mescal es movilizado más por la furia y la decepción, no tiene un perfil tan heroico como Máximo. En diversas escenas, a través de flashbacks, vamos viendo cómo Máximo influyó en los valores y la forma de lucha de Lucius, siendo una especie de mentor.
La personificación de Paul Mescal es convincente, es protagónica, sin embargo, en comparación con el personaje encarnado por Crowe, no es memorable ni superior. Pero eso se debe a los términos narrativos y del guion de Gladiador II que, si bien logra entretener, no tiene una estructura ni un hilo conductor tan fluido como el de su precuela.
Por otro lado, esta segunda parte tiene un tono más exacerbado y menos dramático que su antecesora, la que tiene unos diálogos que quedaron en la memoria colectiva cinematográfica. Gladiador II es mucho más excéntrica y estrafalaria, parte con bombos y platillos para mostrar la grandeza del Imperio romano. Elementos que son estrujados y que en ocasiones quedan como anillo al dedo, pero en otras, es quizás un recurso muy exagerado.
En general, también faltó desarrollar más los personajes en cuestión, se sienten algo superficiales y desaprovechados por la calidad actoral del reparto. Acacius, interpretado por Pascal, es quien le da el tono político a la cinta al apelar a los valores de Marco Aurelio; también es quien tiene ese perfil de héroe, pero que no tiene mayor profundidad ni desarrollo. Mientras que los emperadores gemelos, Geta (Joseph Quinn) y Caracalla (Fred Hechinger), no aportan tanto en la trama. Quien sí logra lucirse más es Denzel Washington, interpretando al ambicioso y codicioso Macrinus, un personaje estratégico que le da mayor interés a la historia.
En fin, Gladiador II es una película que brinda una gran experiencia cinematográfica, pero que no logra superar la calidad narrativa ni actoral de su antecesora. Una producción que entretiene con sus elocuentes escenas de acción, un guion bastante nostálgico, pero no consistente. La película tiene correctas actuaciones de su elenco y tiene un destacable trabajo de fotografía, sonido, vestuario, escenografía, maquillaje y peinado.
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