
La nueva película de Jeremy Allen White explora el lado más oscuro de la fama
La película sigue a un joven artista, interpretado por Jeremy Allen White, mientras transforma sus luchas más íntimas en una de las obras más influyentes de la música.
Adam Driver, luego de House of Gucci, vuelve a interpretar a un magnate italiano en la gran pantalla. Esta vez fue el turno del corredor y empresario Enzo Ferrari.
Cine05 de febrero de 2024Quizá la parte más compleja de cualquier biopic sea la de seleccionar qué momentos en específico contar de la vida de sus protagonistas. ¿Cómo entonces se puede abarcar la vida de Enzo sin opacar la narrativa de la nueva cinta de Michael Mann? A continuación, puedes leer nuestra review de Ferrari.
La historia de Enzo Ferrari podría dividirse en dos etapas fundamentales. La primera, la que usualmente todos esperarían tratase esta película, la de sus comienzos como corredor de carreras hasta convertirse en el empresario que impulsó una de las marcas automovilísticas más famosas de la historia. La segunda—la que sorprendentemente decide utilizar la cinta—es la de sus peores años como magnate, cuando su compañía está al borde de la quiebra.
Ferrari presenta el ocaso de Enzo (Adam Driver), años en los que los acontecimientos presentados dan un potencial mayor para inspeccionar los conflictos internos que el italiano atraviesa: su empresa en una crisis económica, una decisión sobre un hijo no reconocido, la muerte de su mejor piloto, la competencia a punto de rebasarlo. Situaciones que hacen prever un despliegue gigantesco por parte del actor estadounidense quedan, no necesariamente por su culpa, como simples promesas que no logran mostrar el talento que sin dudas tiene. En cambio, Penélope Cruz y Shailene Woodley, quienes interpretan a las amantes de Ferrari, logran resaltar por encima del resto, dando la emotividad y carisma que le faltan a su protagonista.
Lo poco memorable del papel de Driver es impulsado por otras costuras visibles que van formando parte de la narrativa; desde una edición poco prolija que no sabe crear un montaje que nos comprometa realmente con la historia hasta un guion que peca de contar todas las bisagras posibles, sin saber sobre cuál centrarse especialmente, error que muchas películas de este género suelen cometer
Si bien esta segunda etapa de la vida de Enzo Ferrari está llena de hitos, resulta engorroso el énfasis que se comienza a dar en otros puntos sin jamás alcanzar la profundidad requerida para, como mínimo, generar un interés emocional en los espectadores. Ejemplo perfecto resultan las escenas de las carreras, que si bien son apasionantes por sí solas, se sienten algo desconectadas de la cinta a pesar de tener uno de los momentos más impactantes de la misma. Contra todo pronóstico, Ferrari sería una mejor obra de haber omitido—o al menos narrado de otra manera—este tipo de escenas donde el foco emotivo se aleja del magnate.
A pesar de todo, Ferrari no es para nada una mala película; si bien no tiene grandes pretensiones y tampoco innova en nada que otros biopics no hayan realizado con anterioridad, es interesante y aborda muchos puntos que sirven para dar un buen contexto inicial a la historia de Enzo Ferrari. Incluso puede atribuirse el sinónimo de "amena", pero difícilmente el de trascendente.
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