Jason Statham y David Ayer regresan en una clásica aventura de acción llena de los clichés que han convivido con este cine durante los últimos años.
Cine08 de enero de 2024
Felipe Bustos"Convendría prepararse, las películas de Jason Statham son cosa seria" "¡Claro, quizá hay que estar listos para esquivar alguna bala!"
Comentarios se escuchan previo a la función de prensa de Beekeeper: sentencia mortal. El estreno presenta momentos creativos dispares para sus principales pilares: por un lado, Jason Statham vuelve para una aventura donde se siente más cómodo que nadie; aquellas donde los disparos— a veces irracionales—dominan todos los aspectos de la película. Por el otro, su director, David Ayer, regresa para tratar de revertir una racha de 10 años de malas críticas, las cuales no le son favorables desde Fury. Estos dos polos se unen para traer una nueva cinta de acción a la gran pantalla. A continuación, puedes leer nuestra review.
Beekeeper: sentencia de muerte presenta la historia de Clay (Jason Statham), un apicultor que pertenecía a una asociación mundial secreta encargada de resolver los asuntos que nadie más puede. Luego de un incidente, buscará tomar venganza, una decisión que le llevará a que todo el país esté en su contra, incluso el gobierno de Estados Unidos.
Curiosamente, a pesar de la expectación previa a la función, el personaje de Jason Statham no es un asesino muy a fin con los disparos; en sus escenas de acción pocas veces se le ve tomar un arma de fuego mientras lucha contra antagonistas que sí las tienen. Esto viene a reforzar la muchas veces criticada cualidad inmortal e imparable que tienen los personajes que interpreta el actor británico. Si bien estas secuencias logran acertar en el tono de hacernos creer que estamos ante un personaje que está por encima del resto, es precisamente aquello lo que tarde o temprano termina por resultar demasiado arbitrario para que siga siendo disfrutable.
En paralelo, la cinta toma decisiones en las que su foco, antes que buscar desmarcarse mediante ideas propias, se centra en ser una nueva versión de John Wick. Si los ejes de su trama se sobreponen encima de la historia de Keanu Reeves, el resultado es un calco casi idéntico, desde las intenciones de su protagonista hasta los miedos de sus enemigos. El gran problema de esto es que el molde que toma Beekeeper: sentencia de muerte queda muy grande para el resultado final: sus escenas de acción jamás están a la altura y su guión peca de ser demasiado ambiguo en respuestas que son necesarias.
Resulta paradigmático pensar que, de haber evitado parecerse a otras cintas—ya sea cambiando su trama un poco o las motivaciones de algunos personajes—sin dudas esta sería una película mucho más disfrutable. Por ello, esta cinta no logra unirse a aquellas grandes del cine de acción que son recordadas de por vida, pero al menos cumple con ser el entretenimiento de fin de semana que las últimas películas de Jason Statham han buscado lograr. En ese sentido, el actor logró su propósito. El director, David Ayer, probablemente no.
Beekeeper: sentencia de muerte se estrena en cines este 11 de enero.
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